Hay en la base de mí cráneo
Rastros de civilizaciones
Puntas petrificadas, vasos, filosas obsidianas.
Grabadas en la apófisis hay noches rocosas
interminables, parejas, blancas, graves.
Titanes humeantes se desdibujan
más allá de un tiro de piedra.
Ya no hay sacrificios ni fogones
No existe aún el pedido de clemencia
el silencio es con lo único que se cuenta.
La palma sago y las araucarias
Son abanicos volcánicos en una cantera.
Ya sin columna y sin dedos
humedad y sexualidad.
Las mantícoras invernan en las fosas hádales
Arman con huesitos manadas de huargos
Que dejaron de morder por pan.
Hay en mí cráneo, eras momificadas, manos rojas mutiladas
Secuencias, animaciones y acechos
Brasas y vasijas cocidas,
Pieles y bastones en deshueso.
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