3 de la mañana
Como rayos en ofertas que relamen detrás de los portones, espectros detrás de lucernas pares, se encumbran frente a las plantas de los pies o en la mesita de noche, abandonan sus cabezas sin ojos, a la espera del sobresalto para simular que ya no están más, dejan crujiendo el aire, una gotera como un vendedor de maní, a veces parece tan cerca… lobos guarecidos soltando bandadas invisibles, arremolinadas…amalgamando terriblemente en una sola longitud de onda… arboles hiperventilados, personas lloviendo torrencialmente.
La atmósfera cierra los sentidos con la ilusión de hacerse inalterable,
imperceptible, como si bajo un cobertor moteado toda esa gente del día se callara
en un instante.
Rofko (cabro) Areyos
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