Genero helénico azul hexagonal

Alcanzo a beber las palabras  apuñaladas del sésamo liviano y certero,
Incitando.
Esplendorosos sobre el desfiladero,
Ciudades de cartílagos esquían desde los flamencos entramados en un parpado púrpura.
Lenguas de enebro vibran como cajas de seguridad bajo los talones de un jaguar con cabeza de caldera,
las moscas se espantan y se revientan en madrigales con manijas de navaja
Cruzando pesuñas cascaradas de un tren con un jamón despoblado,
Una médula se aglomera de garrote en las incontables transgresiones de los ramales que se baten dentro.
Las representantes del grifo querrán  salivar su arenga  de cabello enredado,
Antes que la lámpara fulgure a un aserradero para astronautas o pacientes con disfraz de cocodrilo.
Un hexágono azul se apremia en las cejuelas de los mancebos,
 y regala luciérnagas fulminantes y plumas persuasivas para la espléndida espesura del empeine del hielo.
Yo soy estirpe  lateral de la  mandarina de los muerdagos que asesinan al ciempiés,
Celeste su panza,
Celeste su gabán,
Celeste sus huestes,
 Celeste aunque le cueste y todos reirán...
El aire se desploma mojando con su sombra  las gestiones oreadas que dejan los coloquios, con hedor a pérfido,
 Entre las piedras y las madreselvas libres,
Como los salmones que comen del pelillo de las hembras adormiladas sobre los motociclos que entre cables de acero hacen girar una cama de almendra.
El búfalo de los rincones se oscurece,
 La mano en el corazón se opaca de comer sin cubiertos,
 Esa hoja de higuera con que la ropa recién lavada  aprieta su brote de rosa mosqueta.
Mujer besos de leña...
Caen arremangados  de los saúcos las municiones de tu libertad.
Mujer frente de satén
Se derrumban absolviéndose.