Cuando hablo de libertad

Yo pongo en juego todo y tengo el pensamiento siempre en quien serás, después de dejar tu cama fría, cuando mi robustez ya no tire de mi cara y mis huesos no quieran tenerme erguido como hasta ahora

Pongo en juego todo cuando te hablo de libertad, cuando te pinto con sangre y cuando pienso en tiranía…
Yo no me guardo para mí: ni la pobreza que me formo, ni la madrugada del desvelo, ni la alegría de tu abrazo sincero o el fuego con que me quemas, después de regañarte y convertirme en bárbaro.
Yo pongo en juego todo, cuando juego, cuando junto mis manos y cuando me sumerjo en el silencio compacto y duradero…
El caos se ha formado criaturita solo si estas al reparo de mis ojos furtivos…En cambio se plaga de espinas ante el umbral y me parece ilícito irme sin fondillos ni semillas…como en una tormenta de sabanas de lodo y de flores …y de paraguas.
Y no me guardo para mí los perfumes del verano, ni el olor al aserrín, aunque me falta la templanza y la pereza que los viejos tienen al hablar, esa que inevitablemente me alcanzara cuando ya se me haya terminado la ventaja con la que corro todavía, aunque por momentos huela como león y te parezca que me guarezco al acecho, allí yo me juego todo,
Tengo algunos rasgos si, en un rincón con los que peleo a sangre y agua
En una cueva o en un puente, en una carretera en donde soy yo…
Uñas cargadas de piedra ...tendones abarrotados…porque yo pongo, hijo mío en juego todo cuando me siento a tu lado, cuando mis manos comprimen o cuando te beso la frente.

                                                                                                                            Rofko Areyos.