Desde los peñascos del morron

No juntes tu manitas antes de llevar el pie hacia atrás, bizcochos y dulce de guayaba para ti, tartas de manzana, y yogurt hecho en tu morada…Una frasquilla de vidrio en donde guardamos las luciérnagas, que iluminen los árboles en donde quieras treparte…y canciones de héroes que de ningún modo lapidan a nadie, de generales y de señoras corteses como las de antes…
He conocido a la serpiente cuya ponzoña aporta los sueños nuevos, que traza el camino de los distraídos, para que no te atonten las sabanas con sus abrazos y no te balbuceen lejos de las bicicletas y de los monopatines…
No dragues en tu almohada sin comer bollo de sol, con ese perfume que tienen los postres, cuyas manos, han estado trabajando todo el día.
No te pierdas el golpe de un balón cocido a mano, sobre la pared que resguarda la siesta de los adultos, y pueda ocultarte de los vidrios entrometidos de los vecinos, qué no respetan mundiales, ni amistosos.
Y cuídate en las alturas de las antenas represoras, que embrollan barriletes y rojos atardeceres…
No lleves hacia atrás tú remo derecho, sin doblar las hinojos, después de evitar la tregua ajeno en la madrugada, soñar con arañas o seguir el juego de los soldados a tientas y a dispendio mientras el corredor apenas ilumina tu camino al toilette.
(Y mamá y papá entienden que a sus susurros no los escucha nadie)
                                                                                                    
                                                                                                  Rofko...el fuegote fulano