Enjambre

Los dientes de TSE-kua-regin me sugieren lo eterno, lo irremediable, su risotada me anega en un corredor de donde emergen gamuzas negras, entonces hace el ruido de los perros hambrientos al rascar su plato para conmoverme.

Sus ojos diáfanos tienen intención de rincón en se donde guardan garrafas, baldes y los trapos hediondos
Sus encías son frescas sin embargo, como la albahaca y sus labios son las tartas que se enfrían en los marcos de las efigies que pierden el color y la argumentación con la que hablaban…
Sus caninos son como lo definitivo, lo inevitable, en los silbidos al hablar se distingue el acento que tiene el jamás,
Si miro al cielo puedo ver los escarabajos que terminan con el divague de los tontos de siempre, en donde me afilio desde años, cuándo trama y trenza descaradamente…
Sus incisivos son una sentencia inapelable para mi…que entumece mi lengua como un tendón. Entonces no quiero que nadie ría porque sus dientes se burlaran diciendo TSE-kua-regin y me sentiré en una manifestación a la que no adhiero, respeto, y se atraganta con mi pedacito de mundo.
Sus molares son el borde de un mármol silente, una declaración enjuta de acero inquebrantable, un mediodía de una jornada insoportable.
La dentadura de TSE-kua-regin explica en mi memoria lo imperecedero y lo sabe bien…pero también un fragmento de luz, de vieja pasma…
Un pensamiento de ventana y de enjambre igualmente que desconoce insolentemente.

                                                                                                                          Rofko% focucito